domingo, abril 23, 2006

El peligro con Uribe

Bueno esta es la columna de opinión del Señor Lleras de la Fuente, bastante real y no es de un Vallecaucano, para que no piensen algunos que es por regionalista, a diferencia de ellos, acá somos como guevones, les abrimos las puertas a todos, que tristeza.

El artículo original en el periódico El Pais


El elogio de la locura. Por: Carlos Lleras de la Fuente
¡Qué depresión!
Abril 23 de 2006

Los colombianos vivimos soportando el torrente de malas noticias que nos arrojan a la cara los medios y que, por regla general, son sangrientas: masacres achacadas a narcoguerrilleros y narcoparamilitares y a sus hijas las milicias urbanas y rurales y las organizaciones de supuestos criminales comunes, que no son otra cosa que los mismos bandidos bajo diferente denominación, muchos de los cuales podrían haber continuado trabajando para sus jefes, los amnistiados, y lo harán para quienes van a serlo, con el fin de proteger a los criminales de la extradición, sin que nada mejore en el país.

Agreguemos la violencia familiar, que cada día irrita más y golpea a los sectores débiles de la sociedad: mujeres, niños y ancianos, y la corrupción que ha podrido el Estado en todos sus niveles y en parte al sector privado.

La miseria que hoy se ve condenada a padecer un agravamiento de cuatro años de Gobierno de derecha que hará crecer el ingreso per cápita facilitando la inclusión de otros cacaos en la lista de multimillonarios de Forbes nos entristece y nos vuelve muy escépticos frente a las declaraciones de carácter “social” de nuestra casta política.

Y cuando digo que nos entristece a algunos -no a todos- es porque ahora vuelven a aparecer los resultados de las encuestas sobre la felicidad de la población, que sirven para convencernos de que este es un país de bobos, y a los ricos de que no vayan a molestarse en pensar en las clases menos favorecidas por que están felices como están.

¿Cómo es posible que el 96% de la población éste muy o bastante feliz con su vida? ¿Qué les pasa a los 22 millones de colombianos que viven o sobreviven y mueren lenta y, tantas veces, violentamente en esos barrios y pueblos miserables, sin vías, sin agua potable, sin servicio de salud y con otra larga lista de privaciones? ¿Al fin se acabaron de convencer que son los escogidos de Dios, pues tanta desgracia tiene que garantizar la vida eterna?

Qué tan peligroso que nuestro Presidente vitalicio se sienta contento con las buenas noticias sobre la felicidad de los pobres porque podrá continuar realizando reformas retardatarias y jugando al calvinismo de Bush con toda tranquilidad. ¿Y por qué no, se preguntará Uribe quien, con la inconciencia de María Antonieta, se continuará guiando por encuestas dañinas como las que venimos comentando?

Lo más triste es que en el país no puede aplicarse aquello que los romanos llamaban “panis et circencis”, pues la gente pasa hambre y tiene sed de justicia, pero como timorata que es, esconde su dolor detrás de esa ‘felicidad’ que no puede ser real.

Yo alguna vez pensé que si la guerrilla no se hubiera pasado al narcotráfico y hubiera dedicado su discurso a la justicia social, tendría apoyo popular, pero no: me equivoqué pues con o sin el narcotráfico a nuestro pueblo analfabeta y miserable no lo convence sino los caciques políticos que ofrecen y no cumplen, pero no tanto como para matar las esperanzas de los necesitados: una bequita aquí y allá, unas tejas, unos ladrillos, un puestico -ojalá donde se pueda robar- bastan para conservar el nivel de felicidad.

Es esto tan grave que yo, que he padecido serie de enfermedades en las cuales el estado psicosomático influye mucho, me propongo todos los días -desde mi posición de burgués acomodado- dejar de preocuparme por los desvalidos felices, pero no puedo. ¿Será muy estúpido preocuparme por quienes no lo hacen? Tal vez sí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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