El circulito del Presidente

Bueno esta columna de la Sra María Jimena Duzán publicada en el diario El Tiempo, está excelente.

Ojalá los descabezados que tienen como opción a ese señor lean este artículo, para que vean la calaña del presidentico que tenemos.

María Jimena Duzán
MARÍA JIMENA DUZÁN
UNA VARA LARGA
El circulito del Presidente (24 de abril de 2006)

Bastante cuestionable está resultando la vara con que el Presidentecandidato anda midiendo la estatura ética y el apego a lo legal que deben tener muchos de sus colaboradores más cercanos. Comenzando por su jefe de campaña en el Magdalena, Raúl Montoya, a quien el Presidentecandidato defendió como si se tratara de un auténtico héroe de la provincia, injustamente estigmatizado por un circulito bogotano de periodistas livianos. "¡Pregunten ustedes en Santa Marta quién es don Raúl Montoya!", fue el reto que lanzó a los medios el Presidentecandidato en su acalorada intervención mediática durante la Semana de Pasión. El Nuevo Herald y El Espectador le cogieron la caña e hicieron la tarea.

Por el resultado de sus pesquisas, se puede decir que al Presidentecandidato le salió el tiro por la culata. Según el Herald, Montoya fue socio de varios extraditables, motivo por el cual la embajada americana le retiró la visa. Y por si esto ya no fuera escandaloso para un jefe de campaña regional, El Espectador acaba de descubrir que "Don" Raúl Montoya también perteneció al selecto circulito de uno de los amigos personales de Pablo Escobar, el señor Luis Carlos Molina, quien en 1986 se prestó para que, desde su cuenta, Pablo Escobar pudiera canalizar el dinero que se utilizó para pagar a los asesinos de Guillermo Cano. El director de El Espectador, bueno es recordar, fue el primero en advertirnos que si el país no tomaba los correctivos necesarios, el poder del narcotráfico iba a acabar tomándose el Estado. No deja de ser diciente que, 20 años después de que Guillermo Cano hizo esa advertencia, una persona que estuvo tan cerca de ese circulito de amigos íntimos de Escobar haya llegado a ser jefe de la campaña del Presidentecandidato en el Magdalena de esta y de la pasada.

No es la primera vez que en el círculo del Presidente se advierten personajes cercanos a esa órbita que rodeó a Pablo Escobar a comienzos de los ochenta. Sucedió con el cuestionado Alberto Santofimio Botero, copartidario del capo, como bien lo advierten varios videos, y frecuente de Palacio hasta antes de que la Fiscalía lo capturara, así lo nieguen ahora como niegan a Dieb Maloof, otro furibista cuestionado que le hizo campaña en el 2002 y que hoy es recibido en Palacio pero por la parte trasera. Mejor suerte ha corrido William Vélez, uno de los políticos de su círculo más íntimo, quien a pesar de aparecer en los mismos videos en que apareció Santofimio con Escobar, hoy prosigue imbatible su carrera política como escudero fiel del Presidente-candidato.

Todos estos hechos en cualquier otro país del mundo habrían prendido las alertas y al menos hubieran puesto en tela de discusión la vara con que el Presidente mide la integridad de sus colaboradores. Una vara que está demostrando ser tremendamente laxa para un país que ha sido azotado por el narcotráfico y que se ha convertido en la víctima de su poder corruptor.

Un poder que, lejos de haberse disipado, se sofistica día tras día y se transforma convirtiendo en héroes a quienes antes fueron el soporte de las mafias de los carteles.

A lo mejor este fenómeno cultural que podría estar corriendo la cerca de los límites entre la ilegalidad y la legalidad explique ciertos comportamientos de altos funcionarios, que en otro país serían causal de grandes preocupaciones.

Me refiero, por ejemplo, a los encuentros "institucionales" de Jorge 40 con el ex director del DAS Jorge Noguera. O a los encuentros de tercer tipo que tuvo hace poco el viceministro de Defensa, Hernán Sanín, en una fiesta de cumpleaños de uno de los nuevos reyes de las esmeraldas. O el encuentro del ministro de Defensa, Camilo Ospina, con otro controvertido personaje de ese mismo mundo, como lo es Víctor Carranza. O la ida del hijo de la ‘Gata’ a Palacio. O las visitas del general en retiro Rito Alejo del Río, también citado en las explosivas declaraciones de Rafael García.

Ojalá que no estemos entrando en el peor de los estadios, en donde el poder del narcotráfico y el temor a denunciarlo se junten y terminemos peor que en aquellos tiempos cuando Escobar puso la primera bomba.