jueves, mayo 11, 2006

Maromitas 1

Esta columna es del Señor Pedro Medellín Torres y fue publicada en el periódico El Tiempo. Es bastante sencilla de entender y pues muestra otra de las maromas de Uribe para ganar votos.


POR PEDRO MEDELLÍN TORRES

EL TRANSPORTE POSICIONÓ A URIBE EN BOGOTÁ

La joya electoral (09 de Mayo de 2006)

La preocupación era evidente. Bogotá había sido la ciudad que le aportó a Álvaro Uribe más del 20 por ciento del total de la votación que le dio el triunfo en las elecciones presidenciales y cerca de un 30 por ciento de la ventaja frente a Horacio Serpa. Y la tendencia a la baja en la intención de voto por Uribe en las últimas encuestas en parte se explica por el descenso de su imagen en Bogotá.

No de otra manera se entiende la decisión de Uribe de concentrar su campaña en Bogotá, con recicladores, taxistas, tenderos o estudiantes. O su intento por sonsacar a los concejales del Partido Liberal. Sin los votos de Bogotá, el candidato/presidente está condenado a la segunda vuelta electoral y con segunda vuelta una victoria amplia no está asegurada. Uribe necesitaba hacer algo en Bogotá.

Pero el entorno era adverso. Bogotá estaba gobernada por un alcalde que no sólo había pasado de tener 200 mil votos bogotanos en las presidenciales del 2002 a cerca de 800 mil votos en las elecciones locales del 2003, sino que también ha mantenido altos niveles de popularidad en sus tres años de gobierno.

Sin embargo, un paro de empresarios del transporte, que el Distrito hubiera podido evitar, terminó por abrir el espacio que Uribe necesitaba. La lentitud de Garzón para contener las filtraciones de corrupción en la Secretaría de Tránsito y, sobre todo, para meter en cintura a los transportadores, les dio un margen de maniobra tal, que usaron el paro como una muestra de fuerza que el Gobierno Distrital no pudo controlar.

Las intervenciones que en horas de la noche comenzó a hacer el director General de la Policía (y no el director de la policía metropolitana) dejaron ver la intención presidencial de manejar la situación.

Este hecho se confirmó horas más tarde cuando apareció el Ministro de Transporte como mediador entre las partes y garante del acuerdo que llevó al levantamiento del paro.

No obstante, conociendo el talante del Gobierno Nacional, es evidente que la mediación de Uribe no fue por solidaridad. Todavía no se sabe a qué se comprometió el Presidente para lograr que los transportadores levantaran el paro. Y en una coyuntura electoral, es claro que una mesa de negociación les permite a los empresarios del transporte ganar tiempo y capacidad de negociación: 1) Se trata de un sector con un poder político y electoral que, como afirma uno de sus representantes en el Concejo, "si se lo propusiera, podría incluso poner un Alcalde en Bogotá"; y 2) Un paro que termina en una mesa de negociación no es un paro que se haya resuelto, sobre todo con los transportadores de Bogotá.

Uribe no pudo sonsacar a los concejales liberales, pero sí lo pudo hacer con el alcalde Garzón. Por eso, los uribistas no terminan de alabar la genialidad del Alcalde, ni de señalar a los militantes del Polo como prisioneros de los caducos dogmatismos izquierdistas, que es una manera solapada de llamarlos "comunistas disfrazados", que también es una manera soterrada de intimidar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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